Como si fuera una condena, todavía tenemos que esperar una semana y un día para que vuelva En el Aire. Pasa volando, ya verás.
Mientras esperamos, me dio por rebuscar en el pasado. Topándome con unos mails, las espinitas se sienten como cosquillas infantiles, y los detalles se sienten en pequeños cosquilleos de juventud.
Así son los sentimientos de un frikifan. Quien no tenga un ídolo marcado, no sabe lo que una mirada, un garabato o una mano significan.
Como tal, me siento muy muy feliz. Afortunada y agradecida. Tal vez con el cuerpo magullado de espinitas pero muy aliviado de momentos inolvidables.
Uno tras otro, esos momentos creo que fueron pormenorizados en este blog. Pequeñas historias que comparten maleta con churrisueños. Y así vamos tirando.
¿Churrisueños por cumplir? Siempre. Con la paciencia infinita de quien sabe que lo bueno no se gesta en un segundo, y que se saborea toda la vida.
Como la memoria no es infinita, guardo con esmero esas pinceladas de tensión y distensión. Un ejemplo de ello:
Sigo diciendo: cuatro años no es nada.
Años atrás ya galopaba el corazón. Taquicárdicamente y perdiendo el ritmo sin sentido ni razón.
Tengo un puñado de ídolos, a cual más talentoso, dignos todos de admiración. De cada uno tengo un minuto en el que se detuvo el tiempo. Serán mis batallitas de abuela. La guerra del frikifan, sabiéndose un estorbo y a la vez necesitando egoistamente ese feedback. Puñadalas, caricias. Espinitas y besinos.
Disculpen las molestias,
estamos frikeando.
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