Cuando te pagan por hablar, terminas contando demasiado.
Es el peligro de las redes sociales. Debes saber modificarte para no parecer un charlatán e interactuar cercanamente para no parecer una publicidad de ti mismo.
Pio pio.

Otros nos divertimos
dando la lengua, porque hablar es gratis. Y mientras ellos juegan, nosotros soñamos.


Y ahora me voy pal twitter a contarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario