Después de hacer un ere en mi cerebro por el descenso de necesidad de producción, sólo puedo saber una cosa: el destino está ahí por algo.
En la anterior entrada churricriticaba su explicación de agobio de la fama. Lo analicé bajo mi prisma personal de las experiencias vividas cercanas a él. Todas ellas fueron en el ámbito de su trabajo. Ninguna por mera casualidad en un cruce callejero. Me pregunto si también entra como molestia ese esperar de fan (¿fiel?) a la salida de una obra/programa. Y la duda de quien puede soñar (¡es gratis!) se expande al hipotético caso de que se me presentara la oportunidad de incordiar de persona a persona, no a personaje. La lejanía de tal posibilidad me deja bien tranquila.
Viernes 30, por la mañana en un tuit suyo leo con asombro que a la tarde estará en Avilés. WHAAAAT??!!
Vale, siempre me entero la última de las cosas. Invitaciones agotadas y totalmente imposible acortar esos pocos kilómetros (andando diría que son muchos incluso si el ídolo a visitar fuese el mismísimo Michael Jackson. Vivo.). Encima se trata de
El culo del mundo. Jooo.
No. No pienso entristecerme. El lado positivo es que no tendré que luchar contra esa vena de frikifan necesitada de "algo más". Y el puñetero nos trajo el buen tiempo.
Ya está. Ya pasó. Y los que pudieron disfrutarlo, pues muy bien. Otros nos conformamos con imaginarlo.
Lo bueno de que siga pasando el tiempo es que dentro de unas horas vuelve a las ondas radiofónicas el programa
Nadie Sabe Nada. Debatir temas por sorteo con una base de locura y unos ingredientes que se llaman improvisación y desparpajo lingüistico. ¿Los cocineros? Andreu y Berto.
Se supone que hay que mandar las cuestiones pero ya se han grabado programas y como no hayan inventado la máquina del tiempo, me temo que las preguntas/temas serán del año pasado. ¿Y las de este año? A la lista de espera y en base al presupuesto siguiente, como la sanidad pública.
Los domingos, creo que a las 20h, en la Cadena Ser.
¡Veranito guapo!