2 críticas en 1, para todos los gustos (sin que le tenga que gustar a nadie).
Versión informativa:
Nos ponen en antecedentes con un Andreu moribundo, bien matado y rematado, en una seguridad social que bien parece de película(s). Un montaje cómico aplaudible.
El angelito se topa con un Resines que todavía está soñando, en las nubes, y le concede un par de horas de vida para presentar una gala. (Será por eso que apareció poco en el escenario, para aprovechar esas dos horas bebiendo en el backstage).

Aquí ya muchos mirábamos los relojes, mirábamos la cantidad de Goyas que quedaban por entregar y le pedimos tiempo muerto a Morfeo, por si al final esto se arreglaba con alguna carcajada.

Un gran discurso de Alex de la Iglesia. Paréntesis de serenidad, rigor y sinceridad dentro de una polémica morbosa.
Esto se acaba. Andreu se va por donde llegó, con las palabras del año pasado (pero no sonando tan convincente, ¿seguro que quieres repetir?). Cae un muñeco de trapo. Se notó porque tenía la cabeza pequeña. Y el showman reaparece de la trampilla (¡nunca un agujero dio tanto juego!). Un truquito de magia que me recordó aquellos conciertos/espectáculo de Michael Jackson.
Fin y tururú trompeta. Unos a bailar una balada triste, otros a desayunar Pa Negre, recordando una biutiful gala donde también la lluvia hizo aparición, donde el cine fue protagonista y el mal rollo enterrado.
Versión marujil: (véase foto)
¡Oiss! Qué guapos!!

Andreu acierto en gafas que lucen más y hasta hacen juego con la alfombra, las butacas, el escenario... Zapatos relucientes, botón de la camisa sin abrochar (ejem ejem), y el gestito de la chaqueta tapando la panza que no se puede quitar.
Bien situados en la x para la foto. Y ya. No sé marujear. O_o