Que digo yo, no va a ser todo poner tachas. Que si estamos aquí, es por algo.
La cosa ha ido mejorando. Sea porque los cerebros obreros ya tienen el ion-litio a tope de radi
acción o porque nos hemos habituado a pasarlo bien de nuevo.
Por eso en esta entrada quiero nombrar algunas cosas positivas que ayudan a que nosotros, los telespectadores (que no un porcentaje de audiencia), veamos el producto.
Y para ello me permito hacer uso de algunas churricapturas del programa de anoche.
1. Los momentos tiernos. Los momentos culturales. Los momentos informativos.
Esos en los que sin ser puro cachondeo, te dejan la boca abierta, te fruncen el ceño o te ponen cara de gilipollas.

2. Aquellos invitados o colaboradores, que vengan 1, 2 ó 500 veces, siempre traen algo interesante. Y entonces es cuando no puedes cambiar de canal, por arte de magia.

3. Los güevacos que le echa Berto a su parte de programa. Podríamos verle jugando al mus, y nos haría gracia. Incluso cuando se toca los huevos, nos hace gracia. Es tan rebonico el
comerabacos...

4. Evidentemente, el protagonista de este blog. Imagen correcta dentro de un incorrecto.
(cuidadín, que no se nos vuelva un entretenedor pijo).
¡¡¡EXCEPTO!!!

CUANDO SE PONE ESAS HORRIBLES GAFAS.
(Perdón, es una neura. La última, lo juro)
No me quedaré tranquila hasta que se lo suelte a la cara. (Y luego le arranque las gafotas y tirándolas al suelo las pisotee haciéndolas 1738 pedazos, ni uno más ni uno menos).
¿Qué no? Psché, que estás hablando con la que se empeñó en darle la mano y lo consiguió. (Y la que se pone granate cada vez que se acuerda y se avergüenza de ese milisegundo de frikifan, dioss).
Ea, y ahora otra captura. ¿Y esta? Esta porque
GRRRR.

(Y porque al menos está ¡¡sin las horrendas gafas!!, jajaja)
Saludos cordiales.
PD: en próximas ediciones, los dominicales atrasados. Sí sí, que no se me olvidan.